Este breve artículo,
no pretende ser un concienzudo análisis sociocultural. Tampoco tiene
pretensión de ser científico. Ni un artefacto literario o
ensayístico.
Su única pretensión
sería la de hacer reflexionar. Partiendo de dimensiones individuales
hacia comunitarias para llegar a las sociales.
Tratando solamente
de balbucear, en cierta manera, de forma aproximativa, una senda
reflexiva. Que muchos otros recorrieron ya antes. Con mucho más
acierto, precisión y rigor. Que trataría de poner sobre la mesa,
cuestiones fundamentales, siempre ignoradas, tanto en nuestra
comunicación interpersonal, como en áreas como la educación, la
producción o los medios de información.
Tal reflexión,
acertada o no, nos conduce a pensar el deseo y las condiciones
materiales de existencia. Cosas que sólo a priori, y por el conjunto
de aspectos de como se nos ofrece y construimos la realidad, podrían
parecer aisladas e inconexas.
El deseo nos
traspasaría, como meros individuos, al igual que las condiciones
materiales de existencia. Por eso resultaría capital pensar las
dimensiones sociales de los hechos.
Es muy fácil
observar con asiduidad, la ingente cantidad de energia, esfuerzo,
trabajo invertido en aquellas acciones muy diversas que elegimos.
Recordando que son producciones. Porque la producción traspasa el
llamado sistema productivo.
Siendo curioso
reflexionar sobre qué producimos. Como, por qué y para qué, en qué
aspectos, dimensiones, niveles o grados. Es aquí donde puede verse,
que tal vez para la mayoría, aunque también a veces esto no sea
así, la producción más allá de criterios éticos o estéticos,
toma sentido socialmente, es decir, no individual ni
comunitariamente, pero sí socialmente. Es importante señalar esto.
En la mera supervivencia. Dentro del valor social llamado dinero. Lo
cual tal vez, dice poco de las comunidades de sentido, de los
individuos y comunidades, pero mucho de las estructuras sociales,
económicas y culturales.
Indicando esto
también, la enorme potencialidad múltiple, que queda fuera de ese
reducido instrumento de valor llamado dinero. Para generar otras
realidades.
A menudo cualquiera
puede escuchar, cosas como "Quiero ser tal o cual cosa, el mejor
en eso", además no el mejor que yo pueda llegar a ser, sino el
mejor de todos. Pero no percibimos de esas frases hechas, las cosas
que callan o no dicen, puesto que tienen un contexto. Como ¿Qué es
ser el mejor? ¿Quién otorga ese valor? ¿Como se llega a serlo?
¿Para qué quieres eso? O ¿Por qué?
En definitiva, por
resumir mucho la cuestión, ese tipo de discursos animan y reproducen
máximas, de un sistema social, económico y cultural, en el cual
vivimos. Dejan a un lado aspectos que le pueden generar conflictos,
como el valor social de tales producciones. Por eso, esas máximas no
individuales, sino individualistas. Funcionan tan bien en unas
condiciones materiales de vida, sobre las que apenas tenemos poder de
decisión, ya que también nos traspasan.
Por poner algunos
ejemplos concretos, prácticos, nos educaron a desentendernos de lo
político, la dimensión que comprende hechos públicos y privados de
NUESTRAS VIDAS. O que la economía funciona por ella misma.
Para finalizar, con
brevedad, una breve cita:
"El
capital no es una categoría abstracta,
es un
operador semiótico
al
servicio de formulaciones sociales determinadas".
Felix
Guattari.
Flores
del Parnaso
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