lunes, 22 de diciembre de 2014

La lluvia. Un relato de Antonio Palacios

Fotografía Flores del Parnaso

La lluvia, cae la lluvia, esta tarde gris, desangelada de futuro y me recuerda a tus lágrimas. Aquellas lágrimas de impotencia y dolor.
Y yo allí, triste, desarmado, callado como un imbécil, escuchándote, porque no se me ocurría nada qué decirte. Dándote mis pañuelos y limpiándote las lágrimas. Con ganas de darte el abrazo que nunca te he dado.
Tú, que también desapareciste lentamente de mi vida, sin dejar rastro ni hacer mucho ruido.
Me hubiera gustado ser mucho más valiente contigo, que la vida hubiera continuado estando a tu lado. Como cuando quedábamos en la puerta del hotel, junto al parque. Recuerdo que por entonces llevabas un gorro de colores para el frío. Los fines de semana, las noches de Nochebuena o Noche vieja. O tantas otras cosas. Éramos apenas unos críos, pero te quería tanto.
Un día ordenando algunas cosas, encontré una de tus pinzas del pelo, una servilleta con dedicatoria firmada, sí, fue en una tetería del centro.
Hace unas noches soñé contigo. No sé por qué.
Se me hace raro, después de tanto tiempo, estar con otras mujeres y soñar contigo.
Supongo, que es pura añoranza. Que te extraño.
Lo cierto, es que nunca encontré el momento de nada. Salvo, una noche en un pub, atestado de gente, contra una columna, en la que pareciste, al menos por unos instantes, que podías ser para mí. Siempre andabas colgada de alguien, o recuperándote de alguna relación. Aunque también es cierto, que yo era muy disperso, con todos y todas, siempre de acá para allá, así era difícil canalizar mis energias.
Me hubiera gustado verte, por aquel entonces, más como la mujer, que eras. Y menos como a una de las personas más importantes de mi vida.
Porque las espinas clavadas del pasado, para alguien que no sabe olvidar, son para toda la vida.
Hubo unos años, tarde, demasiado tarde, que supe que hubiéramos sido una gran pareja. Las cosas casi siempre llegan en mal momento. Y fue muy duro para mí, porque todo ya era imposible.
No sé el por qué de tu ausencia o nuestra distancia. Pero eso nunca lo voy a saber. A veces las distancias, no tienen sentido alguno.
Pero se hace casi imposible poder competir con el recuerdo de tu imagen, porque junto a ella, tengo guardado tanta felicidad, que aún me estremece.
Supongo que todo queda atrás, sin más, o tal vez que sencillamente, continuamos adelante, a pesar de que duela. Sin saber muy bien como o por qué abandonamos lo que dejamos.
Ahora, que ya no me dejo la piel, ni los sueños por las esquinas, y que vivir parece menos arriesgado, fue maravilloso compartir tanto contigo.

Antonio Palacios

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué es Flores del Parnaso?

Flores del Parnaso intenta ser por encima de todo un espacio de reflexión. Una invitación a una reflexión sosegada en mitad de un mundo de velocidades hiperaceleradas. Literatura, filosofía, ciencias sociales etc.