Fotografía Flores del Parnaso |
Él recorría más de cien kilómetros
para llegar hasta ella.
Ella llevaba esperando desde niña
una oportunidad de la vida.
En las noches de verano,
le gustaba levantarse su falda,
quitarse la ropa interior.
Y casi quebrarse
al sentirlo dentro,
con sus miradas limpias.
En los parques, de madrugada,
bajo la luz de las estrellas,
sobre el frescor de la hierba,
con la erotizante brisa nocturna.
Como si aquel furor fuera a ser
indeleble.
Cerca del mar,
tomando cerveza, fumando algo.
Mientras trabajaban más de doscientas
horas al mes,
por seiscientos euros. Y estudiaban.
Cuando hablaban sobre cuantos rostros
se trazan en la luna llena.
Él, que había estado enterrado en
vida.
Antonio Palacios
¿!Pero, no habíamos vivido por encima de nuestras posibilidades?!...
ResponderEliminarGracias por el comentario. Bien pudiera valer para un metálogo.
ResponderEliminarGenial, Antonio. Este poema es muy grande.
ResponderEliminarGracias Nueva Gomorra. Vosotros si que sois grandes.
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