Resulta curioso cuando no falso con la
realidad, u ofensivo. Seriamente ofensivo. Me refiero a ofensivo a la
credibilidad. Pero también a cuestiones mucho más importantes, como
son la dignidad, el desarrollo personal y social, el bienestar, la
libertad y tantos otras tan o igual de importantes.
Cuando asistimos a discursos
neoconservadores, liberales conservadores, ultraconservadores o
neoliberales.
Que por otra parte, en su mayoría
gozan de una representación casi mayoritaria en los medios de
comunicación.
Con afirmaciones cuyo sustento sólo es
mítico. No basado en los hechos.
Más economia de libre mercado, menos
estado, más desregulación aun de las condiciones laborales, ninguna
intrusión del estado. Reducción de lo público. Todas ellas
supuestas bondades que se pregonan por doquier.
Pues bien, esto viene de lejos, ya en
el siglo XIX, se decían barbaridades como estas. Basadas en
opiniones morales, relacionadas a un supuesto individuo a priori a la
sociedad o la comunidad. Que estaba en el mundo para acumular
riquezas y competir con los demás. Máxima que nos indica la
posición social y moral de quienes sustentaban dicho discurso.
Pero lo que se suele obviar, es que
dichas máximas, ya crearon míseras condiciones de vida para la
inmensa mayoría de la población. Tales como el uso de mujeres y
niños en horarios de trabajo inhumanos, el aumento exponencial de la
pobreza, enfermedades, miseria, desigualdad en el reparto de la
riqueza y un largo etcétera
Pero con respecto a estas cuestiones
parece existir un estado de amnesia colectiva o selectiva. Nada
casual. Por el simple ejercicio del poder de la ideología dominante
de las élites político-financieras. A través de los medios de
comunicación de masas.
Por otra parte, es una realidad que no
creen en la justicia, igualdad, ni redistribución social. Así lo
decían sus máximos exponentes teóricos, de forma manifiesta, y así
lo defienden en la actualidad de manera un tanto más disimulada.
Bajo términos aparentemente "asépticos" como
"externalización", "inviabilidad del estado del
bienestar" o "ajustes". Aunque sean igual de
contundentes en su acción. Se puede ver a diario.
Para estos el estado es un mero estorbo
a extinguir, un apuntalamiento de los intereses privados o un mal
menor, con el cual financiar actividades de iniciativa privadas, en
las cuales depositar la gestión. Lo cual es una forma de privatizar
lo público. Mediante transacciones de capitales públicos a
privados. Al igual que de rentas del trabajo a las del capital.
Tampoco en sus principios estaban ni
están la representación de la ciudadania. Sino todo lo contrario.
La minimización de la participación ciudadana en las cuestiones
políticas de manera puntual. Intentando siempre su despolitización.
Y alejamiento de la vida política y pública.
Sustituyendo la decisión ciudadana por
la multiplicidad de poderes de los grandes intereses
político-financieros.
Otro aspecto siempre soslayado. No deja
de ser la apuesta por estas ideologías por la caridad. En lugar de
por unas políticas públicas redistributivas, justas o equitativas.
Que defiendan los derechos de los ciudadanos. En sus dimensiones
individuales, grupales y sociales. En lugar de la caridad puntual, de
instituciones privadas financiadas total o en parte con fondos
públicos. Provenientes de la injusticia no redistributiva de la
riqueza.
La caridad no resuelve las injusticias
sociales. Pues prolongan la asimetria social. Creando unas relaciones de dependencia basadas en la desigualdad del poder. Las políticas
públicas realmente redistributivas, sí resuelven injusticias sociales.
Flores del Parnaso
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