En alguna parte de la ciudad los fuegos
artificiales iluminan el cielo. Retumbando como el júbilo de algo a
celebrar. Que Mario desconoce.
Mientras escribe, metódico, escuchando
un viejo blues:
"Yo no sé lo que puedo encontrar
ahí afuera, tanto tiempo perdido, delante del papel. Escribiendo sin
parar, cosas que olvido, que apenas nadie leerá."
Continua: "Buscando sombras de lo
que sé ya no ha de volver. Se hace tan largo el camino ¿Donde
estás? Ahora que te necesito"
Escribía Gerardo, en mitad de la
madrugada rota, mientras fumaba, oteando algún punto perdido en la
oscuridad de la calle, desde su ventana. Continuando su pequeña
historia.
La casa en silencio, la calle vacía,
envuelto de sudor y soledad, sintiendo frío en sus entrañas en
mitad de aquel verano tan difícil de olvidar. Insomne. Huidizo.
Cruel. Sin encontrar a nadie cuando más se necesita. Herido,
abandonado.
Justo cuando todo aquello torcido
parecía haber tomado otro rumbo. Nuevas esperanzas. No imaginadas.
Porque sabía que al otro lado de la
ciudad ella lo esperaba. Por fin. Después de tanto tiempo.
Ahí, Héctor decidió detener su
escritura. Cuando sonaba "Shaky Town" de Jackson Browne.
Fue entonces cuando tras prender un
cigarrillo. Meditando la continuación de aquella historia, en el
punto en el que Gerardo escribía sobre Mario.
Sin más, decidió salir a la calle.
Para perderse en la madrugada. Errante.
Algo que solía hacer, con placer, en
los días calurosos de verano. Para caminar, estirar las piernas,
pensar mejor. Tomarse un descanso en su tiempo de escritura.
Disfrutando de la leve brisa.
Andar a deshoras por el trazo efímero
de la ciudad. Casi entera para él. Como si esta fuese apenas sólo
un decorado de ilusión. En el cual, deambular olvidándose de todo.
Mañana continuaría su escritura.
Apagó la música.
Héctor salió de casa.
Antonio Palacios
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