Fotografía de Isabel Tejada Balsas |
Ya no quedan gusanos de seda
en las palmas de tus manos,
las mariposas se desprenden
del tacto invisible de otra muchacha.
¿Cómo puedes haber muerto de olvido
y seguir bailando entre la maleza?
Te siento inventar aves con la voz
y todavía intento hablar con las
gaviotas.
Lo que fuimos es un lugar
abandonado en el banco de un parque.
A veces voy a visitarlo
pero decido volverme por el camino.
Begoña M. Rueda
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